 |
| Fotografía de José Carlos Ñiguez |
Queridos amigos:
Hoy nos toca hablar de la Añoranza, del Amor y la Amistad, de Recuerdos, de la Mar...; y lo hacemos, desde el marco incomparable de las salinas de Torrevieja, cantando una habanera, en reconocido homenaje a esta tierra que mantiene el pulso de la magia, de los barcos que van y vienen, y de todo lo que nos hace soñar...
El amor al bien perdido: La Nostalgia.
A veces, el paso del tiempo nos aleja de nuestra tierra, de la juventud pasada. La etimología de la Nostalgia es bellísima. Nostos significa regreso y algios dolor. Es el ansia del regreso del bien perdido. Es como una dulce tristeza basada en el recuerdo de cosas que nos fueron muy gratas y se han alejado: añoranza, melancolía, morriña, saudade. Es "el echar en falta", que no tiene por qué implicar tristeza.
“A la gente le gusta sentir, sea lo que sea” (escribió Virginia Wolf en su diario), le gusta experimentar pasiones, "los alborotos anímicos" de los que hablaba nuestro Juan Luis Vives.
Aristóteles hablaba de la pasión de la naturaleza a propósito del trueno, del huracán, del terremoto. Pero estamos en Torrevieja, junto al mar. Área de tempestades y de calmas, eso es el mar. Eso es también nuestra conciencia sentimental. Y aquí uno quisiera ser un marinero del mundo, en dirección a todos los puertos.
En un bello poema titulado “Altiva música de la tormenta”, Walt Withman quiere que nos apropiemos de todas las músicas.
Escucha,alma mía, no las pierdas, es a ti a quien se dirigen
todas las canciones de los paises conocidos suenan a
mi alrededor,
los aires alemanes de la amistad , el vino y el amor
las baladas, las alegres jigas y danzas irlandesas, las coplas inglesas
las canciones de Francia, las melodías escocesas y, por sobre todas
las composiciones sin par, las habaneras de Torrevieja.
Y eso es lo que nos hemos propuesto en Ritmo Rancio: nos hemos atrevido a traerles una habanera, una de esas canciones de sol, agua y sal que son latido, música y alma de esta ciudad.
Una canción que dedicamos a ustedes, en la que queremos dibujar las raíces emocionales de nuestro grupo, que van más allá de compartir nuestro gusto por un tipo de música, que suponen una forma de sentir, una manera de añorar. Esa "añoransa", que se traslucía cuando, en nuestras primeras tardes de ensayo en el Verdolay de Murcia, compartíamos recuerdos y emociones similares. Esas vivencias de nuestro pasado, de nuestros antiguos amores y desamores que, suavemente, aún van y vienen, se alejan y llegan para desplegarse con suavidad en las playas de nuestra memoria, como restos de un viaje que fue y no llega a terminar, un viaje solitario en el que ahora nos sentimos acompañados, resistiendo el embate del tiempo. Porque alimentamos una sensibilidad común, nos profesamos un respeto mutuo, por el calor de la amistad que nos une. Todo eso tan vago y sutil como el olor de esta tierra, como los colores de este mar, lo queremos compartir con todos ustedes.
La música, según dicen “expertos musicólogos”, no remeda una habanera, pero a nosotros desde el primer momento sí nos lo pareció. Es más, hay tres habaneras conformando un todo. Esperamos que disculpen nuestra osadía y que la disfruten y la sientan como nosotros, como parte de nuestro corazón
Francisco Martínez Pardo, Amadeo Valoria Martínez, Luís López Sánchez.
Habaneras del Verdolay
(Luís López, Julián Oñate, Ritmo Rancio).
Luna
en silencio sobre el mar
alumbra
los secretos de mi soledad
recuerda
otros momentos frente a ti
que se asoman
y después, se alejan.
Noche,
de tu mano quiero ir
hasta tiempos, que no han de volver
Besos del viento
aromas de mujer
sueños que van llegando
deseos que esperan otro amanecer
silencios que saben a llanto
Miradas que encienden
caricias en la piel
amores de juventud
Que nacen y mueren
como olas en el mar
que dejan en mi voz un canto
De lágrimas y perlas
que arrastra el viento
hasta tu balcón.
Oé, oé, mi barco navega
oé, oé, se pierde en el mar
oé, oé ,duerme la tristeza
Se olvida entre las sombras
como las tardes del Verdolay.
